¿Sólo el corcho sabe a corcho?
14:01 | Author: RICARDO G.

Las aplicaciones del corcho han sido tradicionalmente muchas e ingeniosas. Su elasticidad, baja proporción peso/volumen, buena amortiguación acústica y aceptable estanquidad son propiedades más que suficientes para dotarlo de un gran atractivo para la industria humana. La intersección entre la industria corchera y la enología tiene su paradigma en el tapón, al igual que la botella lo es en el caso de las industrias del vidrio y del vino. Son dos historias paralelas, pero con un futuro lleno de augurios de divergencia. El vidrio sigue siendo el preciado contenedor, guardián de las calidades del vino, en casi toda la amplitud de sus gamas, sin competidor alguno. El corcho, por su parte, debe asistir, impotente, a la irrupción de nuevos materiales sintéticos, hasta hace poco considerados impropios, como soluciones óptimas para el taponado de las botellas. Y tal vez esos materiales son una solución, aunque no a todas las limitaciones del corcho.

El corcho es un material históricamente entrañable, pero lamentablemente problemático. Lleno de prestigio, pero falto de efectividad. Su beligerancia biológica es su mejor carta de presentación y el origen de sus defectos. Tal vez, si el enólogo tuviera que escoger el mejor envase posible seguiría eligiendo el vidrio; pero seguro que renunciaría, con un enorme cargo de conciencia, al corcho como tapón. Aunque entonces, tal vez, su mayor problema sería encontrar un culpable para el "sabor a corcho" de sus vinos.

Cabe destacar que existe el esfuerzo de muchos productores de tapones de corcho por "garantizar" la calidad de sus productos.

Fuentes : Acenologia
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